viernes, 31 de diciembre de 2010

2010

En este año, he madurado, me he enamorado (más de una vez), he discutido con mis padres (a cada hora), me han dado ganas de pegar alguien, me he tropezado con la misma piedra unas cuantas veces pero siempre he coseguido levantarme, he hechado de menos a muchisima gente, he llorado, he reído (sin parar), tambien me he arrepentido, me he emborrachado con mis amigas, he deseado desaparecer por un isntante, he cantado, he estudiado, he cambiado, he soñado (& lo sigo haciendo), he dicho verdades, y tambien alguna mentirijilla. ;)
Pero, hace 365 días pensaba lo mismo que ahora. Que como pasa el tiempo, que ya habia pasado otro año de mi vida, pero lo he pasado junto a las personas que mas quiero en este mundo. & que gracias a ellos, cada año que pasa, es mejor que el anterior. Espero que el 2011, sea muchisimo mejor que este. Aunque pa' eso tengamos que hacer rebeldias, correr, estudiar (pa' que nos dejen salir), y reirnos con cualquier cosa graciosa, aunque sea un gilipollez.
¡FELIZ 2011!

jueves, 30 de diciembre de 2010

- Entonces, ¿qué es lo que realmente esperas de mí?
- Que cuando te mire, dentro de muchos años, me sigas poniendo nerviosa.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

La vida no es un juego de nintendo.


No te soporto, ¿por qué todo lo que haces me hace sonreír?, ¿no puede no gustarme por un momento? Pues no, que va. Te odio, odio quererte tanto, odio cuanto te necesito, ¿no puedes irte de una vez? No, no te podría dejar ir. Pero nadie en el mundo sabe todo lo que te puedo llegar a querer. Y cuando digo nadie, es nadie, ¿enterado?

martes, 28 de diciembre de 2010

Perdona si te llamo Amor.

Me gustaría levantarme de la cama y encontrarme una rosa. Roja no. Blanca. Pura. Para escribir en ella como si fuese una página nueva. Una rosa dejada por alguien que piensa en mi y a quien todavía no conozco. Lo sé. Un contrasentido. Pero me haría sonreír. La cogería y me la llevaría al instituto. La dejaría apoyada en el pupitre, sin más, sin decir nada. La dejaría allí toda la mañana. Después, a última hora, arrancaría uno a uno los pétalos y, con un rotulador azul, escribiría letra a letra, una sola en cada pétalo, la frase de aquella canción tan bonita: "Entre los obstáculos del corazón hay un principio de alegría que me gustaría merecer...", y después tiraría los pétalos por la ventana. El viento se los llevaría. Podía ser que alguien los encontrase. que volviese a ponerlas en orden. Que leyese la frase. Y que me viniese a buscar. Él quizá.#